Crónica Traveserina
8 de Junio de 2024, después de una larga espera, llegó el día de correr la Traveserina. Llegaron las 7:00 de la mañana cuando subía a ese autobús cargado de corredores, cada uno a la suyo pero todos tenían un sueño, llegar a Arenas de Cabrales.
Compartiendo vivencias con otros corredores llego a Sotres, lugar donde arrancaba la carrera a las 8:30. Entro al corralito y el ambiente que se respira en esta carrera no es igual que el resto, es distinta. Me encuentro feliz, fuerte y con muchas ganas.
Arranca la carrera con una bajada por pista hasta la subida al Collado de Pandebano (iban a ser los únicos kilómetros donde puedo correr, pero eso ya lo sabíamos…) al subir me encuentro cómodo, voy regulando bien. Comienzo a bajar y empieza el “rock and roll”, bajada técnica por una rambla larguísima y muy mojada que me lleva al pueblo de Bulnes, un Pueblo precioso escondido en el corazón de los Picos de Europa.
Primer avituallamiento antes de comenzar a subir, no hay descanso. Comienzo una subida dura por una canal de 1500m+ que me llevará a Vega de Urriellu, me encuentro motivado. Durante la subida parecía que el tiempo hubiese cambiado, mucha niebla que impide que disfrute de las vistas. Sigo avanzando hasta dejar un mar de nubes, era el turno del sol, un calor abrasador me lo iba a poner un poco más difícil, pero me deja ver el Pico Urriellu, imponente pero todavía lejos. Encaro la última canal, la más escarpada y empinada de todas, flaquean las fuerzas pero es el último empujón, impresiona ver un lugar de tal belleza.
Y por fin, tras la subida, el imponente Naranjo de Buelnes, miro el reloj y parece que ha pasado una eternidad y solo levo 13 kilómetros con un desnivel que supera ya los 1800+. Como y bebo tranquilo, sé que me espera una bajada muy técnica de 11 km hasta llegar a Sotres, donde me esperan los míos. Al llegar se cumplen los 26km de carrera, me encuentro con fuerzas pero reunirme con mi gente me da todavía más.
Quizás lo más fuerte estaba hecho pero en cuanto dejé Sotres comenzó llover (nada que no esperase, sabía dónde iba). De ahí hasta prácticamente el final, correría bajo la lluvia. Dura subida a Fuente Soles sin apenas visibilidad por la niebla y la lluvia pero me encuentro con energía, sé dónde estoy. Comienzo la bajada algo más llevadera, iba a ser la única de la carrera antes de llegar a la Sierra de Portudera, la última de las subidas.
Estoy arriba y encuentro muchos voluntarios (como casi en todo el recorrido), les aplaudo por el aguante ante las inclemencias del tiempo. Empieza la última de las bajadas que me lleva hasta la Calzada Caoru, 7 kilómetros de bajada constante y especialmente técnica (solo quién ha estado ahí lo sabe), es un sufrimiento constante a cada zancada. La lluvia no cesa y caigo al suelo varias veces pero mi objetivo está cerca. Por fin llego al kilómetro 44,5 en Arenas de Cabrale, último kilómetro que recorre todo el pueblo, repleto de gente animando hasta llegar a meta, con un ambiente espectacular que hace que te sientas como en casa, haciendo que entre en meta con la gran satisfacción de terminar una de la carreras de montaña más salvajes y bellas que hay en España.
Corredor: Jose Miguel Jimenez Gilar
Fotos de la Actividad se pueden ver en la GALERÍA DE FOTOS.